Entrada original en inglés - 1 abril 2012
http://awolfamongbears.blogspot.mx/2012/03/muegano-bearing-distance.html
Mientras ñoñeaba leyendo libros de
psicología, me topé con algunos artículos relacionados con la teoría de la
“Distancia óptima” de Bowlby; a pesar de que no es un concepto nuevo para mí,
le encontré un nuevo punto de vista.
Esta teoría explica que un niño
siempre se aventurará a caminar cierta distancia lejos de su madre, hasta
cierto límite. Los infantes experimentan viendo qué tan lejos pueden llegar sin
sentir ansiedad de separación y, al llegar al límite, regresan a donde se
encuentra su madre para recuperar el sentido de seguridad (como si recargaran
batería) antes de volverlo a intentar. Los pequeños pueden distanciarse
mientras vean que la madre regresará o puede ser fácilmente encontrada después
de estar separados por cierto tiempo. Esto permite que el niño desarrolle una
seguridad básica donde, a pesar de que no la pueda ver, la madre no desaparece
y regresará cuando se le necesite.
Aunque no creo en el determinismo en
términos de que uno ‘no puede escapar las consecuencias de nuestra infancia’,
creo que estos conceptos pueden ser aplicados a un interés romántico: Algunas
parejas desarrollan dependencia uno del otro debido a que temen que la distancia
signifique que la otra persona desaparezca.
Esto puede sonar algo loco pero
tiene sentido; depende qué tanto pueden confiar en que la otra persona
regresará. Alguien que constantemente amenaza con “si vuelves a hacer eso, te
dejaré” o desaparece sin aviso de manera inesperada, promueve inseguridad en la
otra persona, llevando al miedo de que podrá desaparecer en cualquier momento.
La frecuencia de los encuentros no es lo importante, sino la seguridad de que
se volverán a encontrar y que todo lo que comparten seguirá ahí cuando lo
hagan.
He encontrado que, en México, es muy
común que esta ‘Distancia óptima’ sea muy corta… Lo que tampoco es
sorprendente, considerando como una gran mayoría de la población crece en un
hogar donde todos los miembros de la familia parecen estar pegados con un
caramelo aparentemente dulce pero igual de aprisionante.
Por mucho que ames a alguien, no
pueden estar juntos las 24 horas del día 7 días a la semana. Todos necesitamos
nuestro espacio y, sin él, no habría mucho qué compartir con tu pareja de todos
modos. Todo está en el poder confiar en que la otra persona estará ahí y
negociar la Distancia Óptima en la cual ambos puedan sentirse libres de seguir
con su vida sin sentir que la otra persona está tan lejos que puede que no regrese.
En
mi caso, he aprendido a pedir esta afirmación a mi necesidad de Distancia
Óptima. No importa que no nos veamos en uno, dos, tres días o una semana, lo
importante para mí es que exista un plan que me permita saber cuánto tiempo
necesito esperar para poder reencontrarme con esa persona.
Es
increíble cuando llegas a un punto en la relación donde cualquiera de los dos
puede pedir espacio sin sentirse culpable o ansioso… Esto brinda a la pareja un
sentimiento de libertad e independencia que, más que crear distancia entre
ellos, refuerza su lazo ya que su relación no depende de la cercanía física,
sino de algo más. Poder tener sus vidas separadas y compartirlas para crear
algo nuevo.
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